En esta preciosa noche de invierno y tras un largo tiempo sin escribir, me dispongo a dar forma a mi segunda entrada en el mismo día, me gustaría decir que voy a escribir de algún tema en concreto pero en vez de ello me dejaré llevar por las emociones que me irá provocando la música...
¿Nunca has tenido la sensación de no encajar en ningún lugar? ¿Cómo si este mundo no estuviese hecho para ti? Pues yo si. Además, no se porque también en mi corta existencia que son treinta y dos años, en algunas ocasiones he llegado ha tener la sensación de percibir el mundo como un lugar muy pequeño, y tal vez sea a causa de no haber viajado mucho en los últimos años. Es una sensación muy angustiosa.
¿Que qué tiene esto que ver con la esquizofrenia?
Pues muchísimo. Tiene que ver con que no sólo está la parte de: ¡Ay, que malito estoy! Sino de hacer ver que la gente que quien convive con este tipo de enfermedad, no es que podamos llevar una vida normal, es que la llevamos. ¿Y con esto qué quiero decir? Pues que también tenemos nuestras reflexiones, nuestras propias conclusiones, etc. ¡Sí, exacto, es una reivindicación!
Después de este paréntesis... voy a dar un giro.
Dicen que los cambios en la vida son duros, y que hay que aceptarlos tal cual vienen, eso es cierto.
¿Pero qué os parecen más duros los principios o los finales? A veces hay principios que son muchos más duros de asimilar que los finales. Por ejemplo el principio de una enfermedad, o el mudarse a una ciudad nueva donde no conoces a nadie. Y en cambio hay finales bonitos, el fin de un estudio, de un proyecto.
Me acuerdo cuando vine a vivir a esta ciudad, viene con la ilusión de mejorar mi estado de salud mental, cosa que fui consiguiendo paulatinamente, además también venía con el propósito de conseguir un trabajo estable, (asignatura pendiente) Al principio sólo conocía a mi pareja, cuando salía a la calle sólo me movía por el barrio, poco a poco fui aprendiendo las calles. Recuerdo un buen día que estaba en el ciber-café por casualidad se me ocurrió buscar la asociación de familiares y enfermos mentales de la comarca y llamé. Con el tiempo allí comencé a conocer gente muy agradable y a realizar talleres de rehabilitación cognitiva. Así empezó todo. También me iban llegando trabajos eventuales.
Diría que por una parte fue un poco duro y por otra parte ha sido una de las mejores experiencias por las que he pasado. Porque si nunca hubiese tomado la decisión de venir aquí, jamás hubiera aprendido todo lo que he aprendido aquí. Y esta experiencia ha sido fabulosa.
El miedo es una ilusión, de nosotros depende hacerle frente.
¡Gracias de nuevo por leer y hasta la próxima!